Esta es una preparación bastante sencilla y rápida, y que a la vez queda mucho más sabrosa que los paté que ya vienen listos. Dato curioso: Ya los faraones comían algo parecido (hígados de pato aplastado).
Ingredientes
- 1/2 kilo de hígados de pollo
- 800 gr. de cebolla ya pelada
- 400 gr. de mantequilla
- 4 huevos duros
- Sal y pimienta
Preparación
Una vea pelada la cebolla, córtala en pluma. En una olla pone a derretir la mitad de la mantequilla, y una vez derretida agrega la cebolla y déjala cocinando (revolviendo ocasionalmente), hasta que quede dorada.
En una sartén honda pon a derretir la otra mitad de la mantequilla y luego agrega los hígados, cocinándolos hasta que estén bien cocinados por fuera, cuidando a la vez que no se endurezcan.
Pon los huevos duros, la cebolla y los hígados en la licuadora y procesa todo junto. Agrega de a poco el líquido de ambas preparaciones (reservando un poco), de modo que quede un puré. Al final agrega sal y pimienta al gusto.
Pon la mezcla en un recipiente rectangular (o de la forma que desees). Pon encima el líquido que reservaste (que sobresalga 0.5 a 1 cm. sobre el paté) y lleva al refrigerador. Ideal dejarlo de un día para el otro.
Tips
- Si quieres que no quede tan grasoso, puedes omitir el paso final de poner encima el líquido reservado. También puedes reemplazar la mantequilla por margarina.
- Si quieres darle un toque especial, mezcla el líquido reservado con granos de pimienta, o un poco de curry o Merquén, o un mix picado de hierbas, etc (deja correr tu imaginación) y luego lo agregas sobre el paté.